La perfección es opresora, censora. Es la dictadora de nuestra existencia.
La libertad está en la imperfección de lo que hacemos, en el amor de lo que intentamos, en el amor de lo que dejamos para los demás. En las aristas de lo que no es perfecto. Conocemos a esclavos de la perfección, esa infelicidad que nos va carcomiendo todo porque anula nuestros méritos, nuestra valentía por seguir estando ahí, y seguir viviendo, en favor de una meta imposible e innecesaria.
La imperfección contiene el alma de la creatividad, el genio y la luz. La perfección es aplastante y nos inmoviliza.
La libertad está en la imperfección de lo que hacemos, en el amor de lo que intentamos, en el amor de lo que dejamos para los demás. En las aristas de lo que no es perfecto. Conocemos a esclavos de la perfección, esa infelicidad que nos va carcomiendo todo porque anula nuestros méritos, nuestra valentía por seguir estando ahí, y seguir viviendo, en favor de una meta imposible e innecesaria.
La imperfección contiene el alma de la creatividad, el genio y la luz. La perfección es aplastante y nos inmoviliza.
Ángeles Wolder Helling
Imagen: Agradecimiento a su autor/a imperfecto/a

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