domingo, 4 de octubre de 2015

Orientación educativa sistémica

A los niños se les interrumpe la mirada. Esa mirada que se dirige a todas partes, porque las cosas se mueven, suenan, tocan, hablan, enfrían, calientan, llevan colores, asumen rugosidades, bordes, sensaciones. La atención de los niños es dispersa no por inmadurez sino, quizá, porque no hay orden en el mundo. Todo intento por ordenar el universo les hace reír y llorar sonoramente. Atender es mirar y es escuchar. Y es comenzar a saborear, despacio, la infinitud complejidad del mundo. Atender no puede ser exigir decir. La atención es una disposición, no una virtud que se pueda medir. Pero es una disposición indispuesta, es decir, no tiene nada que ver con la recta disposición a atender. Es todo lo contrario de la sumisión, es la forma que asume la paciencia cuando es niña. Y la paciencia posibilita escuchar otras voces, atender otros cuerpos, mirar otras palabras. La atención se ofrece, no se impone.
Carlos Skliar
Imagen: Francesco Tonucci (Frato)

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